SUMI-E

Esta técnica a mitad de camino del dibujo y la pintura, de característica principal su monocromía en tinta china tuvo su origen en China Durante la dinastía Tang (618 - 907), aunque al introducirse en Japón a mediados del siglo XIV por monjes budistas Zen cuando creció en popularidad hasta su apogeo durante el Período Muromachi (1338 - 1573). Aun hoy es practicada por todo el mundo.
Está rodeada de filosofía, el objetivo no es simplemente reproducir el aspecto del sujeto, sino capturar su alma. Para pintar una flor, no es necesario adaptarse perfectamente a sus pétalos y los colores, pero es esencial transmitir su vitalidad y su fragancia. El Sumi-e se puede considerar como una primera forma de arte expresionista que intenta captar lo invisible.
El arte del Sumi-e consiste en utilizar la menor cantidad posible de líneas y tonos, sólo lo necesario para representar la forma, textura y efecto que se quiere transmitir. Cada pincelada deberá estar cargada de sentido, y los detalles inútiles eliminados.





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